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Antonio
Oca Gaía .
Las
palas se utilizan desde hace muchos años (1), como medio complementario
para el perfeccionamiento y el entrenamiento de natación, considerándose una
buena herramienta de ayuda para la mejora de la brazada.
Los
argumentos que sustentan la justificación de su utilidad, se pueden concretar
en dos aspectos relacionados con la acción propulsiva de los brazos:
-El
efecto sobre la mejora de la ejecución técnica.
-El
impacto en la mejora de la fuerza aplicada.
No
obstante, una creciente corriente de opinión, desaconseja la utilización de las
palas en el entrenamiento por los efectos lesivos de su uso indiscriminado, que
se añaden a la comprometida estabilidad de la articulación del hombro durante
la acción de brazos en el nado.
Otro
aspecto, no menos importante, en el que se apoya la crítica al empleo de las
palas como medio de entrenamiento, se centra en la variación que se produce en
dos de los parámetros cinemáticos de la brazada: la frecuencia y la longitud.
En todo
caso, los efectos de las palas durante el nado dependen fundamentalmente de las
características de su diseño del tipo y modelo utilizado. Actualmente hay en el
mercado una variadísima oferta de palas, entre las que cabe destacar ocho tipos
(agrupados por la similitud de sus características):
Tipo 1:
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Tipo 2:
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Tipo 3:
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Tipo 4:
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Tipo 5:
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Tipo 6:
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Tipo 7:
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Síntesis
de tipos, modelos y características destacadas
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Efecto
de las palas sobre la mejora de la técnica de nado.
Uno de
los puntos en los que el uso de las palas puede ayudar a mejorar la ejecución
técnica es el de la percepción de la posición de la mano y el antebrazo durante
la fase inicial de la tracción (palas de los tipos 1, 2 y 5):
La
presión del agua contra la pala puede mejorar la percepción del ángulo
utilizado en la colocación de las articulaciones del brazo, tanto en la
entrada, como en el movimiento hacia delante y hacia abajo antes del agarre (2).
No obstante, es necesario un cierto nivel de práctica en el uso de las palas
para experimentar esta sensación, difícil de conseguir en las primeras
sesiones. Un entrenamiento previo que incluya ejercicios de contraste para
mejorar la colocación del antebrazo y su sensibilidad para aplicar fuerza
(palas del tipo 6), junto con distintos movimientos de remedas en la fase
inicial de la tracción (palas de los tipos 4 y 6), podría ayudar a acortar el
tiempo necesario para mejorar la percepción de la posición correcta, conocida
como “codo alto”.
Por
otro lado, el nado con palas (tipos 1, 2 y 5) permite conseguir una mayor
longitud de brazada, que aumenta cuanto mayor es su tamaño (3,4); y dado
que la distancia por brazada se considera un buen indicador de la eficiencia y
la velocidad de nado (5, 6 y 7), parece aconsejable su uso como medio de
entrenamiento.
No
obstante, la frecuencia de brazada puede verse reducida en el nado con palas,
con valores que pueden alcanzar hasta el 8% (3). Para evitar que tal
reducción tenga un efecto negativo sobre la técnica de nado es imprescindible
seleccionar adecuadamente el tamaño de las palas, de modo que se garantice una
frecuencia de brazada que no disminuya más de un 5% sobre el valor conseguido
en el nado sin palas. Este puede ser un buen criterio para tomar decisiones
sobre el momento en el que se puede comenzar a utilizar palas de mayor tamaño.
Finalmente,
los estudios sobre otras alteraciones cinemáticas de la brazada durante el nado
con palas son contradictorios; algunos mencionan la aparición de asimetrías
(movimientos desiguales de los brazos) durante la tracción y otros no han
encontrado variaciones significativas en los índices de coordinación entre los
brazos (generalmente referidos al intervalo de tiempo entre las fases
propulsivas de ambos brazos, y expresados como porcentaje de la duración media
del ciclo de brazada). En todo caso, dichos estudios se han llevado a cabo con esfuerzos
máximos de entre 50 y 400 m., lo que dificulta la extrapolación de los
resultados al ámbito de la práctica cotidiana del entrenamiento (intensidades
submáximas y distancias mucho mayores).
Impacto
de las palas sobre la mejora de la fuerza aplicada.
El uso
de las palas convencionales (tipos 1 y 5) se fundamenta en la asunción de que
si se le proporciona a la mano una mayor área de superficie, se mejorará su
sensibilidad para percibir la presión contra el agua y se podrá aplicar mayor
fuerza propulsiva. Diversos estudios han confirmado esta asunción (3, 4 y
8), indicando que en el nado con palas se consigue un aumento del pico máximo
de fuerza aplicada y un mayor tiempo de mantenimiento de este. Si bien, dichos
valores de fuerza son muy inferiores a los que se registran en la simulación
del nado fuera del agua (gomas, poleas, aparatos isocinéticos, etc.), siempre
están por encima de los valores de fuerza aplicada durante el nado sin palas y
se alcanzan con acciones propulsivas que son mucho más especificas que las que
se realizan con los citados medios de entrenamiento de la fuerza en seco. Por
tanto, puede argumentarse que las palas contribuyen a mejorar la fuerza
específica de nado.
Además,
la velocidad de nadado que se consigue con las palas pude alcanzar valores
entorno al 2-3% por encima de los valores de velocidad de nado sin palas, lo
que ayuda a experimentar e interiorizar sensaciones deseables, en relación con
la fuerza aplicada y la velocidad de desplazamiento, algo que es imprescindible
para mejorar el rendimiento competitivo.
Sin
embargo el uso de las palas, especialmente las de mayor tamaño (tipos 1, 5 y 7)
puede contribuir al aumento de la tensión soportada por los hombros durante el
nado, circunstancia que se agrava cuando la ejecución técnica es incorrecta. En
estos casos, es recomendable introducir progresivamente el empleo de las palas,
comenzando con los tipos que ayudan a mejorar la posición adecuada de los
segmentos y articulaciones de los brazos (tipos 3 y 6), hasta que se automatice
el gesto técnico correcto.
Conclusión
Teniendo
siempre presente el posible impacto negativo del uso de las palas en la técnica
de nado y en la integridad articular del hombro, se puede considerar el empleo
de este medio de entrenamiento como un valioso recurso de preparación.
Para
que el entrenamiento con palas resulte eficaz, es imprescindible el control
permanente de la ejecución técnica durante el nado. El registro periódico de la
frecuencia de brazada y el uso del video para el análisis de la ejecución
técnica son dos procedimientos de probada eficacia.
Bibliografía
(1)The
History of Swimming Hand Paddles.
http://www.youtube.com/watch?v=cbYCR0dppLc [consulta:
6/05/2012].
(2)Morrison,
B. y Hinrichs, R. (2007). The effect of stroke length on active drag in
swimming. American Society of Biomechanic. Stanford.
(3)Barbosa,
A. y col. (2013). Acute responses of biomechanical parameters to different
sizes of hand paddles in front-crawl stroke. [En
línea]. Journal of Sport Science. http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/23360179 [consulta: 30/01/2013].
(4)Gourgoulis,
V. y col. (2009). The influence of hand paddles on the arm coordination in
female front crawl swimmers. Journal of Strength and Conditioning Research.
23(3): 735-740.
(5)Arellano,
R. y Ferro, A. (2001). Análisis de la técnica en natación. Programa de control
del deportista de alta competición. CSD - MEC. Madrid.
(6)Dodson,
A. (2011). Teaching Distance Improvement Per Stroke (DIPS): Utilising Drills
Designed Specifically to Reduce Strokes Per Length [en línea].
http://www.coachesinfo.com/index.php?option=com_content&view=article&id=55:swimming-dips&catid=49:swimming-coaching&Itemid=86 [consulta:
6/05/2012].
(7)Maglischo,
E. (2009). Natación. Técnica, entrenamiento y competición. Paidotribo.
Barcelona.
(8)Toussaint,
H. y col. (1989). The influence of paddles on propulsion. Swimming
Technique.
August-October. 28-32.
Autor: Antonio
Oca Gaía . Director Técnico de la Federación de Natación de Castilla La
Mancha
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