Sin
duda es una actividad física saludable, resulta placentero y hasta puede crear
adicción, pero ¿puede el acto sexual ser considerado deporte?
Si realizas habitualmente actividad sexual no puedes decir que eres sedentario. De todos es sabido hace tiempo que el ejercicio físico unido a una alimentación sana y equilibrada son los mejores hábitos de vida saludables. Hacen que nuestro corazón sea más variable y pueda adaptarse mejor a las necesidades de cada momento. Igual que un corredor entrena sus piernas para que aguanten mejor la carrera, el ejercicio físico habitual entrena nuestro corazón y hace que esté mejor preparado para los cambios de intensidad de trabajo imprescindibles para aportar la presión y el volumen de sangre necesario para cada momento de día. Cuando dormimos nuestra frecuencia cardíaca (frecuencia cardiaca de reposo) es mínima pues no tenemos apenas consumo de energía, la mayoría de nuestro cuerpo está relajado muscularmente y el trabajo del corazón (gasto cardiaco y presión arterial), en consecuencia, es mínimo.
Estudios
británicos demuestran que el gasto energético en el acto sexual es de 85
kCal de media, o más exactamente, de 3.6 kCal/min, dato que varía dependiendo
de la postura, la edad, si eres hombre o mujer y en general todos los valores
que hacer que la frecuencia cardiaca (FC) se modifique. Este ejercicio tiene
una intensidad media de 5,8 METS (Equivalente Metabólico Físico que indica la
cantidad de calor que emite una persona al realizar una actividad y nos ayuda a
medir el esfuerzo realizado) y está catalogado como un ejercicio moderado.
El consumo máximo de energía del acto sexual puede llegar a ser mayor que el que empleamos para realizar cualquier otro ejercicio de moderada intensidad, como por ejemplo correr suavemente en una cinta (30 minutos a una frecuencia cardiaca no superior al 65% de la máxima por nuestra edad). Gracias a los factores psicológicos asociados en la relación sexual, en el acto sexual realizamos un ejercicio de moderada intensidad proporcionándonos un mayor placer que cualquier otro. Por ello contribuye a una mejor asimilación y mayor probabilidad de repetirlo por voluntad propia. Es interesante resaltar también que la percepción de esfuerzo del ejercicio físico realizado durante la actividad sexual es mucho menor que en otras de la misma intensidad, pero menos placenteras. Por ello la actividad sexual, cada vez mas, se considera un ejercicio significativo a tener en cuenta en nuestras rutinas diarias.
El consumo máximo de energía del acto sexual puede llegar a ser mayor que el que empleamos para realizar cualquier otro ejercicio de moderada intensidad, como por ejemplo correr suavemente en una cinta (30 minutos a una frecuencia cardiaca no superior al 65% de la máxima por nuestra edad). Gracias a los factores psicológicos asociados en la relación sexual, en el acto sexual realizamos un ejercicio de moderada intensidad proporcionándonos un mayor placer que cualquier otro. Por ello contribuye a una mejor asimilación y mayor probabilidad de repetirlo por voluntad propia. Es interesante resaltar también que la percepción de esfuerzo del ejercicio físico realizado durante la actividad sexual es mucho menor que en otras de la misma intensidad, pero menos placenteras. Por ello la actividad sexual, cada vez mas, se considera un ejercicio significativo a tener en cuenta en nuestras rutinas diarias.
Son
muchos los profesionales de la salud que ya entienden el acto sexual como un
indicador directo importante de salud y calidad de vida. Al practicar esta
actividad física de intensidad moderada de forma habitual en realidad lo que
estamos haciendo es entrenar nuestro cuerpo y mejorar nuestra mente. Es
interesante comparar los beneficios que supone correr para un corredor habitual
desde el punto de vista psicológico con los que produce el acto sexual para
quién lo realiza asiduamente. Existe un beneficio físico consecuencia del
entrenamiento realizado con una actividad de moderada a la que se puede asimilar
el acto sexual. La FC media que alcanzamos en el orgasmo son 117 latidos
por minuto y nuestro corazón puede llegar a latir hasta 145 veces por minuto.
Esto supone como decíamos un ejercicio de moderada intensidad, pero es un
ejercicio tan placentero que gustosamente repetiremos. Si asociamos este
entrenamiento físico con el beneficio psicológico obtenido tras la relación de
pareja y la consecución del orgasmo obtendremos, seguramente, la mejor
actividad física de intensidad moderada que podamos realizar.
Fonte
sportslife Espanha
BY José
López Chicharro y Alejandro Blanco Aoiz 10/03/2014
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