Geijo
resurge en el circuito de elite tras la lesión del 2013. Es puntera tras tres
pruebas y sueña con ser campeona mundial por tercera vez. Pero su vida es más
que eso. Se cruzó con una empresa, que le ayudó a remodelar un gimnasio de
boxeo, que además funciona como comedor. Ahora lo hace con la pileta del club
Nueva Chicago. "Me hace sentir completa", dice.
A
veces, en el camino, la vida te presenta momentos y situaciones que te hacen
resurgir, te dan más fuerza. O simplemente te hacen sentir plena. A Pilar
Geijo, nadadora de aguas abiertas, dos veces campeona del mundo, le sucedió en
los últimos tiempos. En lo deportivo, el año pasado sufrió una lesión que no le
permitió competir en las últimas tres carreras. "Terminé triste, la
verdad, pero también me hizo ver lo positivo porque extrañé lo que hacía. Pude
valorarlo más y recargar las pilas para este 2014", dice quien ahora es co
líder del circuito mundial con tres pruebas disputadas.
Pili
fue tercera en la Santa Fe-Coronda (57 kilómetros), ganó la Hernandarias-Paraná
(88) por sexto año consecutivo y llegó cuarta en Cancún (15) para ser puntera
junto a la checa Silvie Rybarova cuando quedan cuatro carreras.
"Ahora realicé tres meses muy intensos de entrenamientos porque se viene
la recta final en poco tiempo. El 26 de julio y el 2 de agosto tengo dos en
Canadá (32 y 34 kilómetros). Son muy exigentes porque son en agua muerta y de
temperaturas más frías. Dos condiciones que me gustan y convienen",
explica.
Nadar
con agua tan fría, en este caso cercanas a los 15 grados, no es para
cualquiera. " Varias sufren de hipotermia y algunas abandonan. A mí me
pasó una vez que toqué la placa, llegué y me desmayé", cuenta quien
cerrará con pruebas en Macedonia e Italia (la famosa Capri-Nápoles), buscando
el tercer título mundial. Pili, además de los triunfos en 2010 y 2011, suma dos
subcampeonatos (2009 y 2012).
Pero el
placer ella también lo encuentra lejos del agua, con situaciones que "me
han hecho sentir plena como ser humano". Pilar se cruzó con la empresa
Weber Saint Gobain, que le propuso ser mucho más que un sponsor. "Tiene su
proyecto de Embajadores. Somos 47 de todo tipo de deportes, con distintos
presentes. Hay campeones y otros que lo fueron en el pasado, profesionales y
amateurs. Y lo único que nos pide es dejar una huella en la comunidad",
cuenta Geijo.
Ella
fue de las primeras que se prendió. Buscó un lugar para ayudar y para eso se
centró en un gimnasio de boxeo en Francisco Solano, propiedad del ex boxeador
Pedro Franco. "Tenía muchas carencias y con la empresa lo mejoramos porque
además de ser un gimnasio que saca a 50 chicos de la calle, sirve de comedor
para 170 personas de la zona. Ahora estamos construyendo, en el segundo piso,
una biblioteca, con algunas computadoras que fueron donadas por gente que se
prendió en la obra", contó. Pili no se conforma y ahora encara la
refacción de pisos y vestuarios en la pileta del club Nueva Chicago.
"Me
encanta ayudar. Le da un sentido a ser campeona del mundo, el círculo se
cierra...", analiza con emoción una chica que deja su huella.
FONTE
JULIÁN MOZO REVISTA OLÉ ARGENTINA
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