Rebeca
Gusmao, recientemente presentada en esta sección, protagonizó un nuevo ensayo y
habló de su vida sexual. “Soy un huracán”, dijo.
La
nadadora brasileña Rebeca Gusmao, a quien dedicáramos algunas líneas días
atrás, tuvo su espacio en la prensa merced a su historia de superación
personal. Luego de disfrutar de ser medallista en su disciplina, cayó al
infierno de ser descalificada por dopaje. Se deprimió, tuvo problemas de peso,
pero salió del abismo gracias a la gimnasia, y actualmente es modelo.
Ahora,
con 29 años de edad, protagonizó una sensual galería fotográfica para Ego,
donde habló largo y tendido.
Rebeca
sabe que su sexualidad siempre fue puesta a prueba, debido a cierta
"rusticidad" de sus rasgos, y hasta bromea con el asunto.
"Con
mis amigos hacemos chistes diciendo que soy operada", ríe la nadadora, a
la que ya han llamado marimacho, travesti y lesbiana.
"Pueden
decir lo que quieran, pero pocos me conocen de verdad, y quienes han estado
conmigo en la cama saben lo que me gusta y lo que hago. Hasta ahora no hubo un
solo hombre que no me llamara a la mañana siguiente pidiendo repetir la
dosis", dice.
Su
autoconfianza en el sexo viene de lejos. A los nueve años dio su primer beso de
lengua, a los doce se aterrorizó creyendo que podía quedar embarazada por causa
de una caricia osada que le había dado un chico, y a los 16 perdió la
virginidad con un hombre que le doblaba la edad.
Sin
embargo, hasta la actualidad nunca había hablado de sus experiencias sexuales
con mujeres.
La
primera vez que se fue a la cama con una mujer fue en Mónaco, donde se
encontraba compitiendo.
"Fue
con una atleta gringa. Yo sentía curiosidad, y después de la competencia hubo
una fiesta donde todo el mundo se relajó bastante... y entonces ocurrió".
Rebeca
dice que nunca más vio a esa chica, y que nunca sintió remordimientos ni dudas.
"¿Por
qué debería sentirme mal por hacer algo tan placentero? La gente tiene la manía
de etiquetar A mí simplemente me gustan algunas personas y me relaciono",
dice.
Además,
aclara que nunca vivió un romance con alguien de su mismo sexo, explicando su
posición con un discurso casi machista.
"Las
mujeres para mí son diversión, pero no me engancho con ellas. ¡Y ni pensar en
romances con mujeres! La mujer es un bicho aburrido, en la cama está muy bien,
pero luego se terminó y chau. Eso de quedarme abrazadita y mirando a los ojos
solo es con hombres".
Actualmente
vive un romance con un empresario de 42 años de edad, con el que dice sentirse
muy a gusto en lo sentimental, y también en el sexo.
"Basta
un instante de 'cucharita' en la cama en la mañana, y ya quedo encendida y
lista para sentir y dar placer. Soy un huracán en la cama, y lo que más me
gusta es ver al otro excitado", concluye.
Montevideo
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